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Donald Trump regresa a la Casa Blanca y asume la presidencia de Estados Unidos por segunda vez

Donald Trump, candidato republicano y expresidente, se ha impuesto con claridad a Kamala Harris en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y tomará posesión el próximo 20 de enero como el 47º presidente del país. Su victoria marca un retorno histórico al poder, tras perder el cargo en 2020, algo que solo había ocurrido una vez en la historia. La campaña de Trump, centrada en un discurso de fuerte retórica contra la inmigración irregular y en la promesa de rebajas fiscales, capturó el descontento ciudadano ante la inflación y las tensiones sociales.

La victoria de Trump representa un terremoto político tanto para Estados Unidos como para el escenario mundial. Su regreso se produce en medio de un clima de polarización y desafíos judiciales: Trump se convierte en el primer presidente con una condena penal, la cual podría quedar atrás tras tomar posesión, evitando así varios procesos judiciales en curso.

El expresidente celebró su triunfo en una fiesta en West Palm Beach, Florida, donde, rodeado de su familia y su vicepresidente electo, J.D. Vance, prometió “sanar al país” y llevarlo hacia una “edad de oro”. El evento contó también con la presencia de Elon Musk, quien apoyó su campaña. Trump agradeció a sus seguidores, reafirmando su compromiso de “Hacer grande a Estados Unidos de nuevo”.

La victoria republicana ha sido contundente: Trump superó el umbral de 270 votos en el Colegio Electoral gracias a sus triunfos en estados clave como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Wisconsin y Michigan. Además, de manera inusual para un candidato republicano, habría ganado el voto popular, según los últimos recuentos. Este tercer triunfo electoral subraya su capacidad para desafiar las encuestas y capitalizar la frustración económica y social de un electorado diverso, incluido un porcentaje notable de latinos, a pesar de su polémico discurso antiinmigrante.

Su regreso a la Casa Blanca promete fuertes políticas de corte populista, centradas en la economía interna y la seguridad fronteriza. En política exterior, Trump mantiene su enfoque de “Estados Unidos primero”, una postura que inquieta a aliados tradicionales y abre la puerta a aranceles masivos a las importaciones. Entre sus propuestas se encuentran tarifas de hasta el 100 % para automóviles provenientes de México y un impuesto generalizado del 60 % para productos chinos, lo cual podría escalar las tensiones comerciales con China y Europa.

Además, el impacto geopolítico será notable. Trump ha expresado una postura de menor compromiso hacia la OTAN y ha anunciado planes para reducir el apoyo a Ucrania frente a Rusia, lo cual ha generado preocupación en el seno de la Unión Europea. En el frente de Oriente Próximo, su alianza con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sugiere una postura más belicista en la región. También se prevé que su administración se aleje de la lucha global contra el cambio climático y de la financiación a organismos internacionales.

El Partido Demócrata, en cambio, se enfrenta a una profunda derrota. La renuncia de Joe Biden a la reelección dejó el camino abierto para su vicepresidenta, Kamala Harris, quien no logró consolidar el respaldo popular. Harris, la primera mujer de ascendencia india y afroamericana en postularse para la presidencia, no acudió a la celebración demócrata la noche electoral, aunque se espera que hable próximamente.

El retorno de Trump pone a prueba la democracia estadounidense y plantea un escenario de gran incertidumbre para el futuro. Su discurso incendiario y su tendencia a presentar a sus rivales como enemigos internos han alimentado una retórica divisiva. El presidente electo ya ha prometido indultar a los condenados por el asalto al Capitolio, destituir al fiscal Jack Smith y posiblemente cerrar los casos federales en su contra. Su ascenso como el presidente electo de mayor edad en la historia subraya la importancia de esta elección y abre una etapa inédita en la política estadounidense y mundial.

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